Nuevo paradigma de la salud
La vida por si misma, produce y alienta impulsos y fuerzas reparadoras, mecanismos defensivos, tendencia al equilibrio y a la conservación de las constantes fisiológicas, a la que los griegos denominan “homeostasia”; con esa capacidad de regeneración y conservación, la vida se enfrenta a los peligros y a los agentes nocivos que la acosan. El resultado depende de que esos agentes nocivos no sean más poderosos y persistentes que los propios recursos defensivos y reparadores. Sin embargo, el hombre es acosado por diversos factores presentes en el mundo moderno, que como un subproducto de la civilización industrial, funcionan como poderosas fuerzas destructivas, que desbordan la capacidad defensiva y reparadora, desencadenando lo que los expertos han llamado “enfermedades de la civilización”. En efecto el hombre moderno es ininterrumpidamente impactado por una avalancha de diversas variaciones anormales, de numerosos químicos sintéticos tóxicos y de diversos nutrientes con estructuras artificiales, distintas a las naturales, los cuales se incorporan a los alimentos industrializados en cantidades anormalmente elevadas y en proporciones desequilibradas. Todo esto sucede de manera tal que la homeostasia del cuerpo es excedida por el impacto de los agentes agresivos procedentes del agua, del aire, presentes en el hogar, en los centros de trabajo y sobre todo en los alimentos industrializados, ejerciendo una acción destructiva sobre las células del cuerpo humano, agentes que además funcionan como anti-nutrientes, ya sea depletando a los nutrientes naturales, destruyéndolos en el interior del cuerpo o incrementando artificiosamente su necesidad y o también bloqueando a las enzimas encargadas de metabolizarlos, impidiendo con ello la reparación celular.
Algunos ejemplos de lo anterior son:
• El stress físico o mental en exceso aumentan la necesidad de las vitaminas del complejo B, C, E, magnesio, etc.
• El tabaco destruye la vitamina C y aumenta su necesidad.
• El alcohol depleta y aumenta la necesidad de vitamina B1 (tiamina), B5 (acido pantotémico), C, magnesio, e incrementa su necesidad.
• El café aumenta la necesidad de vitamina B1.
• Las grasas artificiales (las trans y las hidrogenadas), sustituyen a los ácidos grasos esenciales de configuración cis-cis, e incrementan artificialmente su necesidad.
La alimentación y el medio ambiente del hombre moderno son incorrectos, incapaces de sustentar eficazmente la salud y la vida, y crean las condiciones propicias para la incubación de un sinnúmero de enfermedades, junto a un progresivo deterioro de la calidad de vida, de la longevidad y una pesada carga para la sociedad y los sistemas sanitarios, de morbilidad y mortalidad. Para enfrentar este fenómeno característico de la “civilización industrial” eminentes científicos del mundo crearon un nuevo paradigma para la salud, y es la bioregeneración celular, la cual nos ha dado óptimos resultados comprobados fehacientemente por los testimonios de nuestros pacientes. Con este método proponemos conservar o restaurar el equilibrio químico necesario y obtener la materia prima que permite activar los procesos naturales de reparación y regeneración celular para mantenerse saludables y replicarse adecuadamente produciendo descendencias sanas, logrando con ello un estado anatómico y fisiológico óptimo, para los billones de células que conforman los tejidos, órganos y aparatos del cuerpo humano.
DRA. DENISS
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domingo, 23 de agosto de 2009
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